Cómo afecta el estrés en nuestra salud bucal

El estrés siempre ha sido un problema, desde el comienzo de la crisis sanitaria a raíz del coronavirus, su diagnóstico es cada vez más común en los consultorios . La ansiedad y el estrés afectan a la población adulta.

El estrés no solo causa problemas en nuestra salud mental, sino también enfermedades relacionadas con la salud bucodental como bruxismo, herpes labiales, enfermedades periodontales como son gingivitis o periodontitis e incluso caries.

Se advierte que cuando las personas están bajo estrés emocional tienden a:

  • Abandonar hábitos saludables
  • Consumir más alimentos azucarados
  • Aumentar el consumo de tabaco
  • Aumentar la ingesta de alcohol
  • Dejar a un lado los hábitos de higiene

Todo esto acaba promoviendo el crecimiento de bacterias que, acompañado de una disminución de las defensas, genera una inflamación de las encías que puede desembocar en gingivitis o periodontitis.

En muchas ocasiones, el estrés se exterioriza con acciones como apretar la mandíbula o rechinar los dientes, lo que se conoce como bruxismo. Esta patología tiene como resultado el desgaste de la superficie dentaria, además de dolor en la zona de articulación temporomandibular.

Por otra parte, la disminución de las defensas que provoca el estrés genera una mayor vulnerabilidad ante los virus. Esto puede ocasionar la aparición de aftas o el conocido herpes labial.

¿QUÉ HACER PARA EVITAR EL DAÑO DE LOS DIENTES?

Ante esta situación, en Vargas y Vargas recomendamos darle importancia en los cuidados de la boca. Así, destacan la importancia de acudir de manera habitual al dentista no sólo con el fin de mejorar la estética de la sonrisa, si no también para prevenir y detectar pequeños problemas que puedan degenerar en enfermedades mucho más graves. Igualmente, se aconseja prestar atención a los malos hábitos que surgen con el estrés. Evitar acciones como morderse las uñas que pueden ser muy perjudiciales e incluso generar microfracturas en los dientes que afecten su estructura. Por ello, recomiendan estar prevenidos y aprender a canalizar las emociones de otra forma.

En cuanto a la dieta, debe ser equilibrada, contener la menor cantidad de azúcares posibles y fundamentarse en alimentos ricos en fibra, así como incorporar determinados frutos secos y productos lácteos. Esto debe ir acompañado de una higiene bucodental rigurosa, con cepillados después de cada comida y la utilización de hilo dental y enjuague bucal.

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